viernes, 12 de septiembre de 2008

MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y CENSURA

. La globalización es un arma de doble filo ya que tiene muchos aspectos positivos pero también muchos negativos. Por un lado favorece la toma de conciencia del mundo con un espacio único y global. Cambia nuestra percepción del mundo y favorece la adopción de conductas superadoras del referente estatal. Sitúa a los seres humanos y sus problemas como punto de referencia, favoreciendo la humanización y los movimientos sociales a nivel global. Por otra parte se produce una continua trivialización del sufrimiento debido a la globalización de los medios de comunicación; con su consecuente efecto negativo como es la saturación y manipulación informativa.

Medios de comunicación masiva, es el término utilizado para describir a todos los medios de comunicación que llegan a la población en forma masiva, produciendo cambios culturales a gran escala, positivos o negativos, como la TV, radio o Internet. Estos son desde mi punto de vista uno de los elementos que pueden ser más peligrosos de la globalización, ya que la información puede usarse como un arma. En la actualidad sabemos cosas que ocurren en lugares que pueden estar al otro lado del planeta, con Internet tenemos acceso a una cantidad inimaginable de información. La sobreinformación hace que progresivamente vayamos perdiendo la sensibilidad hacia ciertos temas como hambre en el mundo, pobreza, guerras, etc. Pero si la información que recibimos está manipulada puede tener consecuencias nefastas. Los documentos que nos ofrecen los medios de información pueden parecer la realidad misma, pero no debemos olvidar que éstos son construcciones, no un reflejo exacto de la realidad.

Se entiende ordinariamente por censura la actividad de la autoridad pública por la cual se controla, limita o suprime la expresión de ciertas ideas y opiniones en los diversos medios de comunicación social. Se justifica dicha actividad por motivos públicos y morales, es decir, porque tales ideas u opiniones podrían amenazar tanto la estabilidad como el bienestar de la comunidad, o también la moralidad pública. Elemento esencial en el concepto civil de censura; el cual significa que la autoridad que la ejerce dispone también del poder necesario para imponer las restricciones oportunas, ya que la censura, como parte del Derecho positivo humano, tiene como fin inmediato reglamentar la conducta externa de los miembros de la comunidad a fin de conseguir el bien común.
Los actuales medios de comunicación de masas (prensa, radio, cine, televisión) han logrado una amplitud y un influjo tan grandes, que el Estado no podía ignorar su importancia política y social. Con la censura de estos medios los Gobiernos controlan la difusión de las ideas. Esta atribución de la autoridad civil, aceptada pasivamente por los súbditos durante mucho tiempo, se pone ahora en tela de juicio en ciertos sectores, ya que es un acto administrativo que restringe uno de los derechos de la persona reconocido en la sociedad liberal: la libre expresión del pensamiento. Ese derecho es claro, pero también lo es que debe armonizarse con el deber de respeto a la verdad, a la intimidad de las personas, etc. Surge así el problema característico de la conveniencia y límites de la censura. De hecho, del carácter político de cada Estado depende el sistema y el rigor de la censura, estricta o benévola, previa o posterior al hecho. Incluso en algunos casos prácticamente es inexistente, si las responsabilidades se reglamentan a tenor de la legislación penal ordinaria, y los delitos se someten a los tribunales de justicia. En realidad la censura propiamente dicha es la que se ejerce previamente a la publicación, emisión o exhibición de las ideas, pues la censura posterior o represiva, a no ser que tenga legislación y tribunales especiales, se confunde en la práctica con la actividad judicial ordinaria. La censura se justifica como dirigida a la protección del bien común mediante la acción de la autoridad y de la ley, cuyo fin último es la justicia, la cual unas veces reclamará mayores libertades en determinadas circunstancias, y otras exigirá una razonable restricción de la libertad individual. Sean cualesquiera las circunstancias, sin embargo, la norma directiva de la justicia es el bien común de la sociedad, el cual depende a su vez de la ordenación del vivir social según verdad y justicia, y es eso lo que exige canalizar la actuación de las libertades individuales. Todo lo que si, de una parte, puede justificar un régimen de censura, o de responsabilidad penal, para los medios de comunicación social, de otra pone de manifiesto que ese régimen no debe destruir ni hacer imposible la libertad de expresión, sino garantizar su recto ejercicio.

Los medios de comunicación siempre han sido fuente de poder, poseer la información es poseer el poder. Por ello la forma en que los medios de comunicación enfocan una u otra noticia es muy importante porque tienen el poder de modificar la opinión de la población. Hay autores como Noam Chomsky que afirman que en los medios de comunicación se reflejan los intereses corporativos de las empresas y que por lo tanto no van a mostrar nada que dañe a la propia empresa.

Importantes y significativos cambios se han producido en los conflictos bélicos durante el presente siglo. Entre ellos destaca el hecho que la guerra ha adquirido un sentido de proximidad, dejando de ser algo distante y ajeno a la percepción ciudadana, como consecuencia de los avances en las comunicaciones y del accionar de los medios de comunicación social.

Los contenidos mediáticos se otorgan a sí mismo un papel totalizador: la versión válida de la realidad es la que se transmite a través de esos canales, conformando a su vez grandes dificultades para que los ciudadanos puedan obtener otra versión de los hechos. Las políticas de comunicación llevadas a cabo por las instancias gubernamentales en los distintos conflictos bélicos son claras discípulas de estas dinámicas, más aún cuando se trata de conflictos geográficamente lejanos.

La primera gran operación de propaganda gubernamental moderna para modelar la opinión pública en torno a un conflicto bélico tuvo lugar durante la primera guerra mundial, bajo la presidencia de Woodrow Wilson, cuando la Comisión Creel convirtió una población pacifista en una población belicista, amedrentada por el peligro de la entonces denominada "amenaza roja".


Las guerras del Golfo Pérsico de 1991 y 2003 muestran un cambio en la naturaleza de las guerras modernas, por cuanto a sus protagonistas se suma uno: los medios de comunicación como un arma estratégica para posicionar el nuevo concepto de Guerra Limpia y lograr que la población civil dé legitimidad a las acciones bélicas.

Durante la primera Guerra del Golfo, Estados Unidos necesitaba asegurarse de que quedaría atrás el oscuro episodio de Vietnam y tomo todas las medidas pertinentes para crear en la opinión pública una sensación de confianza en la decisión del primer mandatario de enfrentar una guerra contra Irak como último recurso por el bien de la humanidad. Para conseguir tal efecto, debía vender la guerra como una acción limpia, justa y en poco tiempo. ¿Cómo podía lograrlo? Mediante el manejo estratégico de los medios masivos de comunicación, propaganda y tergiversación de la información. Y es cuando hace su espectacular estreno como aliado del gobierno la cadena de televisión CNN, que se convirtió en la fuente de información del Ministerio de Defensa de los Estados Unidos, según lo indicó la propia cadena.La primera guerra del Golfo constituye el ejemplo mas claro de cómo una contienda bélica puede ser construida a través de imágenes mediáticas.

En la segunda guerra del Golfo, Estados Unidos, con un programa de cobertura informativa asignó en torno a medio millar de periodistas en distintas unidades de combate para dar cuenta de lo que sucedía a pie de terreno, si bien las autoridades militares norteamericanas también acordaron límites estrictos para el ejercicio profesional. El éxito o el fracaso de una operación sólo podrán ser descrito ‘en términos genéricos’, y en casos concretos el jefe de la unidad podrá vetar o embargar el trabajo de la prensa".

Otro elemento que marca la diferencia con respecto a las otras guerras es la alta tecnología de cámaras que transmiten imágenes en tiempo real, Internet y la telefonía móvil con capacidad para enviar imágenes vía satélite y hasta realizar conferencias. Estos mecanismos permitieron, como algunos coinciden en decir, "la transmisión de la primera guerra en directo".
En total, más de 1500 periodistas de diversos medios se acreditaron para transmitir en directo la Segunda Guerra del Golfo. Por su puesto, CNN estaba allí con su gran sentimiento patriótico para responder a las disposiciones del gobierno, pero esta vez no ejercería sola el monopolio de la audiencia: aparece en escena la cadena de televisión árabe Al Jazeera (junto a otras dos: Abu Dhabi y Al Arabiya), para objetar la información oficial y alterar la opinión pública. Fue un fenómeno que cambió significativamente el escenario mediático.


La guerra que vivieron los norteamericanos fue diferente a la que vivieron los árabes o los occidentales. El patriotismo con que CNN informó, su practica de autocensura y las imágenes de la guerra que mostró, solo desde el escenario en el que se encontraban los periodistas, les permitió conocer a los estadounidenses únicamente la mitad de lo que estaba sucediendo. La Guerra del Golfo debe entenderse como un fenómeno comunicativo global. Es un motor/generador de información
La cadena Al-Jazeera obtuvo en muy poco tiempo una gran credibilidad y se convirtió en la estación más vista de Oriente Medio, con 40 millones de espectadores
Las guerras del Golfo Pérsico nos dejaron ver que el poder de los medios de comunicación dentro de la nueva naturaleza de las guerras modernas. Su trascendencia radica en que ellos se convierten en un instrumento para manipular información que justifique o deplore el uso de la fuerza en defensa de aparentes causas nobles.

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